River vuelve a tropezar en el Monumental y llega al Superclásico envuelto en dudas
El equipo de Marcelo Gallardo cayó ante Gimnasia por la mínima y sumó su cuarta derrota consecutiva como local. Borja erró un penal en tiempo de descuento y la hinchada explotó en medio de una noche cargada de frustración, a una semana del cruce con Boca.
En medio de una de sus mayores crisis futbolísticas de los últimos años, con cuatro derrotas en sus cinco partidos previos del campeonato y la eliminación en la Copa Argentina, a manos de Independiente Rivadavia, la semana pasada, el Millonario se volvió a encontrar con su gente, que marcó la cancha desde que la voz del estadio nombró el equipo, con varios apuntados.
Lo de este domingo era, en todo sentido, una prueba de carácter, porque River se jugaba mucho tanto en lo emocional, pensando en el partido del próximo domingo contra Boca en La Bombonera, como en lo futbolístico, porque su rival de toda la vida había conseguido un triunfo agónico ante Estudiantes y había sumado puntos claves en la Tabla Anual.
Pero como viene pasando en el último (largo) tiempo, a River le costó mucho todo. Demasiado. El empuje de los primeros minutos, en los que Ian Subiabre, titular después de dos meses, probó al arquero Nelson Insfrán, fue un espejismo.
Los minutos iban pasando y el equipo de Gallardo no podía romper el orden defensivo de Gimnasia, dirigido por Fernando Zaniratto, que planteaba un partido muy prolijo y ni sufría en defensa.
Para colmo, a una semana del Superclásico, Facundo Colidio sufrió una lesión muscular, fue reemplazado a los 16 minutos por el juvenil Cristian Jaime y rompió en llanto en el banco de suplentes, en una imagen que no da muchas esperanzas para una recuperación express (otro dolor de cabeza ya que tampoco llegaría Driussi).
Ni el ingreso del pibe, que había dejado buenas impresiones en sus primeros ratos en Primera, cambió la dinámica ofensiva de River, que no mostraba ni orden ni ambición ni desfachatez para cambiar algo.
Encima, en una de sus pocas aproximaciones de la etapa inicial, el Lobo estuvo cerca del 1 a 0 con un remate desviado del Chelo Torres tras un centro de Piedrahita.
La respuesta de la gente, que en los primeros 45 minutos había apoyando sin reproches, salvo algún murmullo aislado, era cantada: silbidos al unísono cuando el equipo se dirigía al vestuario.
Gallardo, que volvió a recibir el apoyo de la gente en su partido número 500 como DT de River, no movió el banco de cara al complemento. Y si al primer tiempo lo había caracterizado cierta (llamativa) paciencia, todo se derrumbó en la segunda parte.
En 18 minutos, los 85.000 hinchas que coparon en el Monumental habían pasado por casi todos los reclamos: del "movete, River, movete" al "jugadores, la c* de su madre", pasando por el "pongan más huevo, pongan más corazón".
En el medio, para terminar de colmar los ánimos de la gente, Gimnasia abrió el marcador en uno de sus solitarios embates ofensivos: Portillo persiguió a Merlini en el área, lo bajó y, aunque en principio no cobró nada, el árbitro Nazareno Arasa fue llamado por el VAR y sancionó penal.
Torres, surgido de Boca, engañó a Armani y anotó el 1 a 0 a los 55 minutos.
Gallardo mandó a la cancha a Borja, Lencina y Meza -en lugar de Jaime, Subiabre y Quintero- tratando de revertir la situación, pero la falta de confianza y el nerviosismo de los jugadores no hacía sino aumentar.
En ese desorden generalizado, Salas le erró al arco de cabeza, a Castaño le rebotó la pelota en el taco cuando se iba solo, Portillo hizo volar a Insfrán con un testazo, Meza conectó mal de cabeza en el área chica, Rivero casi marca de afuera del área y Nacho Fernández, que ingresó sobre el final, también pifió en la definición. Hay que decirlo: además de jugar mal, muy mal, River no ligó...
Sobre el final, la gente, que casi no pudo cantar contra Boca, ya que el rendimiento del equipo se llevó todos los 'flashes', terminó de estallar: "que se vayan todos, que no quede ni uno solo", apenas 24 horas después de las elecciones del club, que a partir de mañana tendrá a Stéfano Di Carlo como presidente, y "transpiren la camiseta".
El manojo de nervios ya era total, y ni el penal (penalcito) por un agarrón de Suso sobre Martínez Quarta, cobrado cuando se cumplía el noveno minuto de adición y rectificado tras la revisión en el VAR, alcanzó para zafar de una derrota más: la cuarta consecutiva en el Monumental, tras los traspiés contra Palmeiras, Riestra y Sarmiento.
Tras la bronca del conjunto tripero por el fallo arbitral, Borja se paró frente a Insfrán y, en la línea de su rendimiento en los últimos meses, falló, como la semana pasada en Córdoba. El arquero se estiró épicamente, atajó el penal y generó una locura doble: de la hinchada, que explotó por enésima vez en la noche, y de sus compañeros, que lo abrazaron a lo grande cuando Arasa dio por finalizado el cotejo.
Gimnasia consiguió tres puntos fundamentales tras la derrota en el clásico contra Estudiantes: se alejó de los últimos puestos de la Tabla Anual, donde lo acechaba la zona roja, y volvió a ganar en Núñez después de dos décadas. Su próximo rival será Vélez en el Bosque.
A River, que sigue tercero en el acumulado por las caídas de Riestra y Argentinos este fin de semana, se le vendrá una de sus mayores pruebas de fuego en mucho tiempo: el Superclásico. Allí, buscando mantener la tercera plaza, que lo haría jugar la Fase 2 de la Libertadores, y acercarse a Boca, que ahora le saca cuatro puntos con dos fechas por delante, se jugará mucho.
